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martes, 16 de octubre de 2012

Pronunciamiento del general Prim. Cádiz, 19 de septiembre de 1868

Á LOS ESPAÑOLES.
¡A las armas, ciudadanos, á las armas!
¡Basta ya de sufrimiento!
La paciencia de los pueblos tiene su límite en la degradacion, y la nacion española que si á veces ha sido infortunada, no ha dejado nunca de ser grande, no puede continuar llorando resignadamente sus prolongados males sin caer en el envilecimiento.
Ha sonado, pues, la hora de la revolucion, remedio heroico, en verdad, pero inevitable y urgente cuando la salud de la patria lo reclama.
Principios bastante liberales para satisfacer las necesidades del presente y hombres bastante sensatos para presentir y respetar las aspiraciones del porvenir hubieran podido conseguir fácilmente sin sacudidas violentas la trasformacion de nuestro país; pero la persistencia es la arbitrariedad, la obstinacion en el mal y el ahinco en la inmoralidad que descendiendo desde la cumbre empieza a infiltrarse ya en la organización de la sociedad, después de haber emponzoñado la gobernacion del Estado, convirtiendo la administración en granjeria, la política en mercado y la justicia en escabel de asombrosos encumbramientos, han hecho desgraciadamente tardías é imposibles tan saludables concesiones, y han acumulado la tempestad que al desgajarse hoy arrastrará en su corriente los diques que han sido hasta aquí obstáculo insuperable á la marcha lenta, pero progresiva que constituye la vida de los pueblos y que han aislado á la España en el movimiento general de las naciones civilizadas del globo.
¡A las armas, ciudadanos, á las armas!
¡Que el grito de guerra sea hoy el solo grito de todos los buenos españoles!
¡Que los liberales todos borren durante la batalla sus antiguas diferencias, haciendo en aras de la patria el sacrificio de dolorosos recuerdos!
¡Que no haya, en fin, dentro de la gran comunión liberal mas que un solo propósito, la lucha; un solo objeto, la victoria, una sola bandera, la regeneración de la patria!
Destruir en medio del estruendo los obstáculos que sistemáticamente se oponen á la prosperidad de los pueblos, es la misión de las revoluciones armadas; edificar enmedio de la calma y la reflexión es el fin que deben proponerse las naciones que quieren conquistar con su valor su soberanía, y saben hacerse dignas de ella conservándola con su prudencia. Destruyamos, pues, súbitamente lo que el tiempo y el progreso debieron paso á paso trasformar; pero sin aventurar por de pronto soluciones que eventuales circunstancias pueden hacer irrealizables en el porvenir, y sin prejuzgar cuestiones que, debilitando la accion del combate, menoscabarian la Soberanía de la nación. Y cuando la calma renazca y la reflexión sustituya á la fuerza, los partidos podrán desplegar sin peligro sus banderas, y el pueblo, en uso de su soberanía, podrá constituirse como lo juzgue conveniente, buscando para ello en el sufragio universal todas las garantías que á la conquista dé sus libertades y el goce de sus derechos crea necesarias.
Los generales Serrano y Dulce deben hallarse, como yo, entre los ilustres marinos que, impulsados por el bien de la patria, han iniciado el movimiento al frente de la escuadra nacional; pero un incidente de mar sin duda ha retrasado, á pesar suyo, y con sentimiento mio, su llegada. Os hablo, pues, no solo en mi nombre, sino también en nombre de tan distinguidos generales.
¡Españoles, militares y paisanos! ¡La patria necesita de nuestros esfuerzos! No desoigamos el grito de la patria, voz dolente del sufrimiento de nuestros padres, de nuestras esposas, de nuestros hijos y de nuestros hermanos. Corramos presurosos al combate, sin reparar en las armas de que podamos disponer, que todas son buenas cuando la honra de la patria las impulsa; y conquistemos de nuevo nuestras escarnecidas libertades; recuperemos la proverbial altivez de nuestro antiguo carácter; alcancemos otra vez la estimación y el respeto de las naciones estranjeras; y volvamos, en fin, á ser dignos hijos de la noble España. 
Españoles: ¡Viva la Libertad1 ¡Viva la Soberanía nacional! – JUAN PRIM.

(Esta proclama fué dada por el general Prim antes de entrar en Cádiz.)
Españoles: Escrita la anterior manifestación, ha sido secundado el movimiento por San Fernando, la Carraca y la ciudad de Cádiz, ayudadas por el regimiento de Cantabria, la infantería de marina y la fuerza de carabineros.
La provincia de Cádiz con todas sus fuerzas militares de mar y tierra están ya en armas. ¡Viva el pueblo! ¡Viva el ejército! ¡Viva la escuadra nacional! 
Cádiz 19 de setiembre de 1868. - PRIM. 

Manifiesto dado en Cádiz por Prim el 19 de septiembre de 1868
La Época. Periódico político y literario. Lunes 30 de septiembre de 1868

Transcripción realizada por el profesor Antonio Martín Martín

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